Caracas; 8 de diciembre de 2014
4:24 pm
Chávez, el ardimiento que nunca se apaga
Hoy es un día importante en el imaginario colectivo de nuestro país, sobre todo para quienes apostamos a la erradicación del modelo que nos rige, mediante la transformación y la construcción de un nuevo mundo, de un nuevo sistema, si, el socialista, que incluso es un socialismo nuevo, el del siglo XXI, el Bolivariano, el Chavista; aquellas y aquellos quienes creemos en un legado, y en las formas acertadas, aplicadas por un gigante que eternamente estará en nuestros corazones y en nuestra mente, el Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías.
También y aunque no lo reconozcan mucho, es un día que quedó grabado en la mente de quienes no convergen con los cambios y la transformación de lo que conocemos, con quienes por muchas circunstancias, rechazan de manera categórica a la Revolución Bolivariana, y por supuesto también es un día memorable para quienes de pensamiento alma y acción son pueblo, pueblo venezolano, pueblo trabajador, pueblo mayoritario que en 1998, decidió apoyar un proyecto con el que se sentía identificado, con el que se sentía incluido.
Hoy hace dos años nuestro queridísimo líder Chávez, se dirigió por última vez a la nación en cadena Nacional; me es imposible no comentar sobre este hecho que a diferencia de muchas y muchos camaradas y no camaradas, no lo viví en vivo y directo, contradictoriamente diría yo, justo en ese histórico momento, luego de un fuerte año de trabajo para una victoria el 7 de octubre, mi compañero y yo decidimos irnos tan solo un fin de semana a descansar un poco, desconectarnos de los medios tecnológicos y conectarnos con el hermoso paisaje de nuestro suelo Patrio, así que sin tecnología, cosa que usábamos solo en las noches para comunicarnos con familiares, recargábamo las fuerzas para la batalla electoral que nos tocaba dar en las regionales el 16 de diciembre de 2012, nos enteramos cuatro horas después que el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela se había despedido, y emprendería un viaje hacia la posibilidad de volver sano, un viaje que generaba incertidumbres debido a su delicado estado de salud.
Un discurso formidable, que luego pude ver, fue el que mi Comandante dió ese dia, como esos discursos de los que teníamos la costumbre de escuchar, sin embargo fue un discurso único, porque en sus particularidades generaba una cantidad de sentimientos que superaban explicación alguna, era como sentir amor, dolor, rabia, optimismo, indignación, esperanza, incertidumbre, preocupación, todos al mismo tiempo durante el transcurso de sus palabras, hasta una inexplicable sensación de armonía que él siempre transmitía, con sus chistes y ocurrencias. Suspiros y melancolía es lo que me producen el recuerdo de aquellos múltiples sentimientos durante su última alocución, yo sinceramente mantuve las esperanzas hasta ultimo momento, y solo me desplome y no pude contener las lágrimas cuando la Nación y el mundo entero supo de aquella terrible noticia de su paso a otro plano,claro esa es otra historia, ésta es más sobre Chávez radiante, ese en el que hasta su último encuentro con el pueblo a través de los medios mantuvo su serenidad, su altivez y dijo las palabras perfectas que para ese momento y el futuro, su amado pueblo, el que seguía y continuaría su proyecto necesitaba oír, hoy sin duda alguna a dos años de su partida nunca las olvidaré particularmente esto que le dijo Fidel a nuestro Comandante:
“Y tú, ¿desde
cuándo ardes?”. Y yo le respondo: desde que era el ara-
ñero de Sabaneta, porque es un ardimiento. Entonces
agrega: “Y nunca se apaga Chávez, ni que uno quiera
se apaga”. 1
Tan acertado comentario, tan inspirador y lleno de espiritualidad, que definitivamente me marcó, y me identificó; eso del fuego sagrado, sobre el ardimiento que nunca se apaga, es sin duda un comentario de un gigante a otro gigante. A veces me pregunto, esas personas que se muestran no contrarias, sino más bien indiferentes, que siendo hijas e hijos de su tiempo, se apartaron del huracán bolivariano, que los llevaba y los movía sin estar involucrados, de ese ardor y movimiento revolucionario, sin involucrarse en esa llamarada, qué sintieron ese día?, pienso que hasta a esas personas las palabras de este gran hombre las conmovieron, así como cuando en el año 92, conmovieron sus palabras del “por ahora”, esas palabras que se insertaron en nuestra mente y en nuestras almas como el aire que respiramos, claro, pienso que Chávez conmovió hasta a la persona más reaccionara, le generó algún sentimiento ese día a favor o en contra, pero se los generó. Y creo que así, desde entonces sentimos el ardimiento de amor por la Patria, aclarada nuestra conciencia, nuestro sentido por la vida, y este día sentimos desde lo más profundo que él había cumplido, nos había devuelto la Patria, y el sueño de una Patria Grande en fuego sagrado.
¡Hoy tenemos Patria, que nadie se equivoque.
Hoy tenemos pueblo, que nadie se equivoque.
Hoy tenemos la Patria más viva que nunca, ardiendo
en llama sagrada, en fuego sagrado!. 2
Y aquel mensaje que por los años persistirá como lo hace el fuego, aquel que intentan apagarlo cada día, mientras seguimos luchando para que continúe, que persista en el tiempo, porque cuando lo prenden muy difícilmente se apaga, se queda en la vida, se queda en el compromiso, se queda en la voz, se queda en las ganas de seguir a pesar de todas las dificultades, aquellas montañas que se nos atraviesan y que identificamos su causa desde un modelo destructivo, un modelo en decadencia que sin descanso quiere llevarnos al fracaso, devolvernos a la Barbarie, quitarnos lo que históricamente nos hemos ganado, a punta de batallas, muchas de ellas perdidas, sacrificios de nuestras y nuestros camaradas, quienes incluso dieron su vida por una causa, incluso quienes quedaron vivos de esas batallas nunca imaginaron ver, a punta de luchas, de aguantar hambre, humillaciones, maltratos, exclusiones, violaciones de los derechos humanos, robo, saqueos, exterminios todo lo que hemos alcanzado. Hoy somos a través del sacrificio de muchos y la genialidad de un ser que se multiplicó y se hizo millones en la esperanza y anhelos de las y los desposeídos de venezuela y el mundo, un ejemplo de constancia, un pueblo que se ha reivindicado, dejándonos un paso adelantado en la marcha sin retorno que nos dará la gran victoria. Es nuestro deber como hijas e hijos de Bolívar y Chávez, continuar el legado que nos han dejado y que pase lo que pase sigamos allí devolviéndole esa lealtad que, en este caso Chávez, como ejemplo más cercano nos dio durante su vida material, y ante las dificultades, como aquella noche. Luego de enterarme de esa alocución y poder haberla escuchado dos horas después, me senté frente al mar bajo una noche estrellada, pidiendo a un ser más allá que no nos quitara a este gran ser, y particularmente, que no me quitara por segunda vez a una persona inigualable, porque a Chávez quienes las y los sentíamos, las y los amábamos, lo sentíamos como familia, yo como un padre (aún lo sentimos y lo amamos), y desde ese momento sentí que debíamos tatuarnos en el alma y para siempre estas palabras.
No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas
difíciles para mantener ese empeño de la restauración del
capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria.
Ante esta circunstancia de nuevas dificultades −del ta-
maño que fueren− la respuesta de todas y de todos los pa-
triotas [...] es unidad, lucha, batalla y victoria. 3
Hoy luego de dos años, que son pocos para los que nos quedan por recorrer, podemos decir que esa llamarada sigue latente, sigue viva, como la conciencia en la conciencia de todos y todas, nos quedó tatuado en el alma la humanidad de ese gigante.
Chávez Vive.
1,2,3 Unidad, Lucha, Batalla y Victoria. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas, 2012.
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