Las Mariposas, así llamaban sus compañeros de lucha a Patria, Minerva
y María Teresa Mirabal Reyes, tres mujeres que se negaron a salvarse en
el silencio y la indolencia, frente a la injusticia, muerte y opresión
que ejercía en República Dominicana el dictador Rafael Trujillo, aliado
del imperio estadounidense en su guerra anticomunista que aniquilaba
todo atisbo de lucha por la justicia social.
Hijas de un acomodado comerciante y hacendado -al que Trujillo
arrebató la mayoría de sus posesiones-, las Mirabal tuvieron la
oportunidad de estudiar, situación que les permitió desarrollar un
pensamiento crítico y libertario, en especial Minerva, quien en 1957 se
graduó de abogada, profesión que no pudo ejercer debido al impedimento
impuesto por Trujillo.
Minerva sufriría la persecución más cercana del dictador, quien en
1949 la conoció personalmente junto a su familia, en una de las fiestas
organizadas "en su honor" y a las que se veía obligado a asistir todo
aquél que fuese invitado, por temor a represalias.
A Trujillo le molestó el rechazo reiterado de la joven y la defensa
que ella le hiciera de Pericles Franco, uno de los fundadores del
Partido Socialista Popular, varias veces detenido por el régimen
dictatorial, dejando entrever su oposición a su mandato, instaurado
desde 1930 después del golpe de Estado contra el presidente Horacio
Vásquez.
De esa manera comenzó una persecución y amedrentamiento por parte del
tirano a la familia Mirabal y sus allegados, especialmente contra las
tres mariposas, quienes fueron encarceladas y torturadas en diversas
oportunidades. Esta situación de angustia y presión ocasionó la muerte
de su padre, Enrique Mirabal Fernández, en 1953.
A pesar de las represalias y el hostigamiento las jóvenes continuaron
su resistencia a la dictadura en reuniones clandestinas, en las que
llegaron a participar incluso en la organización de una expedición
revolucionaria internacionalista que partió desde Cuba a República
Dominicana el 14 de junio de 1959, con el objetivo de derrocar a
Trujillo. Esta acción fue derrotada, pero infundió en la juventud del
país fuerzas para continuar la lucha siguiendo el ejemplo de la Cuba
revolucionaria liderada por Fidel Castro.
''En Cuba no podía haber un sentimiento mas fuerte contra Batista,
que el que aquí hay en contra de Trujillo. No me explico por qué allá
pueden hacer revoluciones, tumbar tiranos y aquí, habiendo las
condiciones, no se puede. Está claro que si se organiza algo contra
Trujillo, es evidente que aquí lo podemos lograr también'', expresaría
Minerva Mirabal, la más recordada de las tres mariposas.
Tras los acontecimientos del 14 de junio de 1959, los focos
clandestinos en contra de Trujillo se extendieron por todo el país, por
lo que un año después, en el mes de enero, las hermanas Mirabal
participaron en la creación del Movimiento 14 de Junio, en homenaje a
los héroes de aquella batalla, presidido por Manolo Tavárez Justo,
esposo de Minerva.
La conformación clandestina de este movimiento fue delatada al
Gobierno trujillista, comenzando así el encarcelamiento, tortura e
incluso asesinatos de sus integrantes, simpatizantes o sospechosos,
llevados en su mayoría a la tenebrosa cárcel La 40, conocida por ser el
máximo centro de represión.
Manolo Távarez Justo y Minerva Mirabal fueron apresados, junto a
María Teresa Mirabal y su esposo, Leandro Guzmán, sumándose también
Pedro González, esposo de Patria Mirabal. Al final de ese enero de 1960,
más de un centenar de miembros del 14 de junio habían caído presos,
recuerda el escritor Miguel Aquino García, en su libro Tres heroínas y un tirano.
La retención de tantas personas, en su mayoría jóvenes de clase
media, generó presiones al gobierno desde diferentes sectores por lo que
las mujeres detenidas fueron liberadas el 7 de febrero de 1960, y
posteriormente decenas de jóvenes presos por simples sospechas también
fueron liberados. Sin embargo, Tavares Justo, Leandro Guzmán, Pedro
González, y otros dirigentes de importancia del Movimiento 14 de Junio,
quedaron detenidos.
Además de mantener presos a sus compañeros, en una nueva arremetida
el 18 de mayo, Minerva y María Teresa Mirabal fueron detenidas por
"atentar contra la seguridad del Estado" y condenadas a cinco años de
prisión.
Tres meses después, en agosto de 1960, la Organización de Estados
Americanos (OEA) condenó al gobierno dominicano por encontrar a Trujillo
culpable del atentado al entonces presidente de Venezuela Rómulo
Betancourt, y acordó que una comisión internacional visitase República
Dominicana para que rindiera un informe sobre la situación del país. En
ese contexto, el dictador liberó a las hermanas Mirabal; sin embargo, no
perdería de vista su acciones y mantendría encarcelados a sus esposos.
Al no poder contener la fuerza de estas mujeres que se negaban a
estar en silencio, en una acción fascista Trujillo ordenó su asesinato,
tal como confesaría Ciriaco de la Rosa, hombre encargado de dar muerte a
las hermanas.
Tras visitar a sus esposos en la cárcel, el 25 de noviembre de 1960,
Patria, Minerva y María Teresa -junto al campesino Rufino de la Cruz-
fueron asesinadas a golpes y lanzadas en un acantilado de la costa
dominicana para simular un accidente automovilístico.
El brutal asesinato de estas tres mujeres marcó la sociedad
dominicana y sentenció el final de la dictadura con la muerte de
Trujillo, seis meses después, el 30 de mayo de 1961, durante una
emboscada en la carretera de Santo Domingo a San Cristóbal.
En su época de estudiante, Minerva Mirabal fue consultada sobre si no
temía a la dictadura, a lo que contestó: "Si me matan yo levantaré mis
brazos de la tumba y seré más fuerte". En honor a ella y sus hermanas,
el 25 de noviembre fue declarado Día Internacional de No Violencia
contra las Mujeres.