PENSANDO EL AMOR
El
AMOR hace que todas las cosas brillen por sí solas y que los nudos
más difíciles se desenrollen cuando menos lo esperamos, es una
bella reciprocidad que hace la felicidad en cualquier circunstancia.
Es cierto, con AMOR podemos decir convencidas y convencidos ¡Buenos
días Mundo!
Había
visto, había escuchado, había olido, había imaginado, había
soñado. Aún sigo viendo, aún escucho, aún sigo oliendo, aún sigo
imaginado y aún más sigo soñando, pero sobre todo ahora siento.
Tantas películas formadas llenando esos caminos inciertos de verdad
con caramelos y con mucho chocolate, bate que bate, pero siempre
teniendo en mente lo que ella decía “nada se puede sin amor”.
Mi primera experiencia de Amor, la más dulce, cálida y cobijadora,
aquella experiencia que me enseñó por medio de los cuidados, de los
amapuches y de un gran sentimiento mi mami, el amor más sincero y
entregado que he conocido, sin pedir nada a cambio más que la
felicidad propia, la que intentaba darme todo con tal y fuera lo que
ahora soy, un ser orgulloso y feliz que también quiere compartir con
los más necesitados esa calidez, esa esperanza, esa armonía y esa
dulzura que hace vibrar el alma conocida como amor.
Él
también me habló del amor “Porque de tal manera amó Dios al
mundo que ha enviado a su hijo unigénito, para
que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna"
- Juan 3:16, y por lo tanto había sin lugar a duda conocido
del máximo Amor, de ese que ni si quiera se ve, que solo se siente,
que solo se respira, que solo se piensa. Aquel amor la cual no tiene
explicación porque no se sabe de dónde nace y cuesta mantener como
cierto, pero que en el momento justo aparece sin decir porqué, sin
dar explicación, sólo aparece abriendo los brazos y susurrando al
alma que confíes, que todo estará bien, y que si Él contigo ¿quién
contra ti?.
Por
eso tal vez una de mis definiciones para mi favorita y para muchos
utópica, pero que a través de la experiencia, puedo decir que es
más cierta que el antónimo (incierta) y que lleva por excelencia
una verdad restregada en la cara de muchos y muchas que no la
comparten, es 1 Corintios 13:1-8 “Si yo hablase lenguas humanas y
angélicas y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o
címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía y entendiese todos los
misterios y toda ciencia y si tuviese toda la fe, de tal manera que
trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese
todos mis bienes para dar de comer a los pobres y si entregase mi
cuerpo para ser quemado y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es
sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo,
no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se
goza de la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta. El amor nunca deja de ser, pero las profecías se
acabarán y cesarán las lenguas y la ciencia se acabará”. Es
inimaginable cuanto me ha enseñado ese amor, me ha nutrido y me ha
dado fuerzas en los momentos menos esperados, en tiempos en que pude
haber puesto en duda el sentido de la vida por la desaparición
física de mi primer amor; también ayuda cuando aquellos que no
saben de Amor te colman la paciencia y te hacen olvidar los
principios de paz, llega y te dice, mosca! es tu hermano o tu
hermana, tu camarada, tu amigo o tu amiga, siendo así, la razón
guiada por el amor; y se respira..., se respira..., se respira y se
comprende, se entiende, se contextualiza... en definitiva se piensa
en amor y luego de respirar profundo, y luego de miles de
pensamientos formulados en micro segundos para estallar, se sonríe,
y se perdona.
Son
de esos amores los más arraigados, los que más te centran, te
ayudan a pesar de la incertidumbre a no perecer, a no caer, a no
desmayar, son los que te cuidan cuando menos lo sospechas, son los
que te apartan de tanto peligro y de incómodas circunstancias, sin
que te enteres ni siquiera para luego poder darles las gracias,
siempre están allí presentes, son los que te acercan a aquellos y
aquellas que te recuerdan el amor atmosférico, a los y las que te
acompañan en un momento inesperado.
Sin
tanta búsqueda, ese cúmulo de amor te acerca luego de la espera,
para algunos larga, para otros corta, al amor complementario, al amor
compañero, a ese que se siente, que se huele, que se ve y se toca, a
ese amor que cuesta llegar, a ese amor que te deja sin aliento y te
lo devuelve en cuestión de segundos, a ese amor que te inspira por
sobre todas las cosas confianza y que si continúa en la lucha, en el
combate contra las peores pruebas, se puede reproducir, transmitir e
inculcar para luego progresivamente poder hacer una cadena de amor a
la que llene el mundo de equilibrio, de las posibilidades, de las
alegrías, de las armonías, para que llene al mundo de un inmenso
SI.
Pensando
el amor solo digo, Inmenso amor eterno, inmenso amor rotundo, inmenso
amor deseado, inmenso amor esperado, inmenso amor ganado, inmenso
amor llegado.